Cuando
mires el horizonte
y
ves un pájaro que sangra
que
dice: Mírame,
soy
víctima de un mundo corrompido,
desnaturalizado
y rechazado.
Cuando
miras el horizonte,
se
enredan las alboradas en tus ojos,
las
nubes se trenzan en tus pupilas
y
las estrellas pasan a adornar tus pestañas.
Pero
tú para mí eres un alivio,
mi
alegría, mi consuelo,
el
final de mi pesar,
que
no me faltes jamás.
No
llores por el pájaro herido,
que
yo le daré la vida con la mía,
y
mi vida es la que tú me das;
que
mañana volaré hacia tu dormitorio.
Cuando
miras al horizonte
tus
ojos brillan con gran resplandor,
el
cielo se abre y te muestra
la
luz cegadora de la esperanza.
Y
es que tú eres mi alivio,
mi
equilibrio y mi alegría,
mi
consuelo, mi consuelo,
el
final de mi tristeza;
que
nunca me faltes.
Mi
casa es tu casa,
mi
casa: tu libertad,
que
la tengo cercana a un verde valle
donde
cuelgan las blancas rosas
y
coquetean con la brisa.
Pero
tú eres mi barca, mis versos,
mi
poesía, mi consuelo,
mi
consuelo, mi consuelo,
el
final de mi trashumancia.
Aún
miras al horizonte,
alzando
la vista al infinito,
allá
estallan las maravillas
de
cascada en cascada.
Nunca
me faltes..
©GuillemSenent
Enero de 1987
Hermoso Guillem. Felicitaciones! Te abrazo.
ResponderEliminarApuntando al alma. Bello amigo
ResponderEliminar